martes, 17 de septiembre de 2013

CELINE EN MEUDON (Celiniana 2), de Miguel Sánchez Ostiz



“La moral de la Humanidad a mí me la trae floja, como a todo el mundo, por cierto.”

Louis-Ferdinand Céline




CELINE EN MEUDON (Celiniana 2)



Encontrar el cementerio de Meudon no ha sido tan fácil como dar con su casa. Quería ver la tumba de Céline, más que nada porque alguna vez escribí sobre ella, o mejor sobre el tres palos que Lucette Almansor, su compañera, mandó grabar sobre la lápida. Me ha costado encontrarlo y más la tumba. Era la hora sagrada del almuerzo y no había nadie a la vista. Las oficinas cerradas a cal y canto. Cuando ya desistía, he dado con ella: flores de plástico y muchas piedrecillas –una costumbre judía en la tumba de un antisemita-, un canto rodado que ocultaba una pequeña medalla de una virgen pegada con cola, restos de una vela. Culto a Céline, Extraño culto con todo.  

 Se ve que nadie ha limpiado el granito de la tumba y apenas se pueden distinguir las letras comidas por esa lepra de las viejas piedras. Envejece y se oscurece sin remedio. El culto literario algo menos, difícil de desentrañar: todos hablarán o hablaremos de la seducción de su prosa, nunca o casi nunca de las ideas con ella expresadas, de su visión de la existencia.


 (fragmento extraido del blog http://vivirdebuenagana.wordpress.com, de Miguel Sánchez Ostiz)


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